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Channel: Avelina Lésper
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ADAPTARNOS A LA MEDIOCRIDAD.

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La adicción a la comodidad y al menor esfuerzo contagió al arte y a la literatura. Está de moda la adaptación de los autores clásicos que llaman “traducciones” para que el lector contemporáneo, sin tiempo, con un lenguaje mínimo y con intereses fugaces se aplique a leerlos. Los editores piensan que así van a vender más libros, porque como siempre en estos casos, se trata de un asunto pedestremente comercial. La literatura debe ser como fast food, prehecha, sin complicaciones para que el consumidor saque del paquete algo premasticado y ni siquiera tenga que triturarlo para digerirlo.
El aniversario del Quijote no es para motivar su lectura, es para que autores que carecen de la estatura de Cervantes apliquen su estandarizado vocabulario y trasformen la novela. El contenido de una novela es también el vocabulario, el estilo para hablar de una época, el autor la pensó así, reflexionó sus frases, imaginó la anécdota, desarrolló la trama con esas palabras, no con las de Pérez Reverte o Trapiello. El idioma de Cervantes ya no existe como tal, y eso justamente es parte del valor de la novela, porque tampoco existe su mundo, ese Siglo de Oro, esa España poderosa y oscura. Es incongruente que un personaje hable con un lenguaje “actual “o “traducido” y viva en otra época, para eso, los autores ya podían convertirlo en zombi o Mad Max, algo más vendedor, para qué se limitan, se supone que es para un lector moderno. 
Si vamos a leer un libro la dificultad es parte de la lectura, el que no quiera hacer un esfuerzo que no lea, para eso existe twitter, hay toneladas de contenidos basura en internet, que lean los whatsapp  infrainteligentes que se envían como parte de su comunicación social. En una entrevista Trapiello dice que la gente sufre, “se abruman y se derrotan con la lectura” del original, entonces que lo reduzca a 140 caracteres, así nada de dolor. La gente que sufre leyendo que pague el precio de su acomodaticia ignorancia, se quede con lo que le gusta y viva sin ejercer sus neuronas.

Entender un libro no es instantáneo, un libro se relee, se estudia, toma tiempo, la comprensión es paulatina, entender rápido es parte de la cultura banal que se vende para desecharla. Los editores no se dan cuenta que alguien que no quiere hacer el esfuerzo de leer no va a cambiar porque le resuman y le traduzcan el libro del español al español. Leer es la oportunidad de saber muchas cosas, entre ellas más palabras, aplicarlas, aunque sean del pasado, es conocimiento. Para los modernizadores de la literatura el contexto histórico y social es un problema, ven su propia época como un ideal, y el pasado se tiene que adaptar, y ¿quién decide que el habla de hoy es mejor que la del pasado? Actualmente la gente habla con monosílabos, no saben explicarse sin groserías y se regodean de la fractura que viven con el lenguaje, lo de menos es que no lean, de todas formas con suerte ganan las elecciones para gobernador o se hacen estrellas en la red.    

COPYPASTE.

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El uso de la tecnología genera una forma de conocimiento falso o estéril al que la gente accede sin escepticismo, este desordenado cúmulo de datos, aplicaciones y contenidos son aceptados como axiomas. La ignorancia se siente cómoda en internet, hace alarde de su vulgaridad y se jacta de convertirse en viral, en trending topic, en la más vista, los hits son entidades ideales que se suman otorgando un valor irrefutable. Personas con nula calidad de información, que son incapaces de escribir una frase, creen que pertenecen a un grupo privilegiado que accede a una “esfera del saber” si postean, twittean o suben sus fotos a Instagram. Esta sensación de falsa exclusividad es efecto de la estratificación social que impone el consumo de tecnología: el precio del dispositivo móvil es status.
El progreso sustituyó a la felicidad por el consumo, y hoy reemplaza al conocimiento por el consumo tecnológico, que esto sea dirigido a la masa no es novedad, que lo tomen dócilmente tampoco, pero que el arte tenga la misma actitud es parte de la evasión enfermiza que nos domina. El artista VIP Michael Mandiberg se suma a la legión artística que está haciendo su magna obra con la impresión en papel de la Wikipedia en inglés, otros artistas buscan imprimir todas las fotos de Google images o las de Instagram
Los argumentos retóricos son que el consumo de internet los define como artistas contemporáneos y que lograrlo es un record de nuestros días. Que Instagram o Wikipedia guarden toneladas de contenido no determina la calidad. La acumulación es la gran ventaja de los formatos digitales, lo mismo en cantidad de datos que en aprobación, los usuarios tienen un capital en el número de hits, que son directamente proporcionales al nivel de estulticia, es innegable que los trending topics o lo más viral es una frase, imagen o video degradante. Al absorber indiscriminadamente ese contenido para integrarlo en una “obra de arte” devalúan el concepto de conocimiento y le dan a ese acervo banal una trascendencia para la que ni siquiera fue pensado, la mayoría de las fotografías que circulan en la red son basura, Wikipedia hay decenas de miles de entradas con información sin valor académico. En una obra de arte el significado es el contenido, en estas obras el significado es la desvaloración del conocimiento para empoderar el volumen, la misión merece ser llevada a cabo por la inmensa cantidad de documentos depositados en las plataformas digitales, no por su relevancia. Internet ha revivido el dogmatismo más primitivo, que otorga total confianza y es incapaz de generar duda, los artistas VIP no deciden, toman todo y se convierten en propagandistas de la avalancha de ignorancia que domina en la red.

 El porcentaje de información con calidad que habita en la red es infinitamente menor al material que entretiene con su estulticia o que manipula a millones de personas. En lugar de darle permanencia y tangibilidad dejemos que continúe en la frágil virtualidad que le da la opción de borrarse. No tenemos que preservar las fotos de los culos de millones de exhibicionistas, ni las consignas políticas oportunistas, si quieren ser artistas de su tiempo acepten esa inmaterialidad y déjenlos desaparecer. El arte VIP está en contra de la trascendencia, es efímero en sus ideas, materiales y propuestas, entonces asuman la obsolescencia de la corriente digital y entiendan el sentido de sus obras en el bote para desechar teléfonos móviles que ponen en las tiendas. Apropiarse del contenido de la red, imprimirlo, llamarlo arte, poesía y demás calificativos publicitarios incentiva el consumo y la ignorancia de un acceso acrítico a una amalgama de datos que deben ser analizados con un juicio severo. Después de décadas relacionándonos con internet a través de los distintos dispositivos que ofrecen y que generan millones de dólares, aceptemos que la ignorancia vende más que el conocimiento y que gran parte de lo que suben en la red es para mantener a la masa consumiendo, entretenida y  para que deje de pensar. Al arte VIP le beneficia ésta insensibilidad y complacencia para seguir expoliando becas y museos, mientras menos critica sea la sociedad más posibilidades tienen de sobrevivir. 

PRIMERA BIENAL DEL PAISAJE.

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Hernain Bravo, video instalación
 La experiencia que el artista tiene con el paisaje: la contemplación, observación, reinterpretación y representación es justamente lo que no está en la Primera Bienal de Paisaje expuesta en el Museo Carrillo Gil. Las obras seleccionadas, las delirantes cédulas y el concepto que tratan de implantar como paisaje es producto de una deformación intencional de un género de las artes plásticas. La Naturaleza la experimentamos todos, vivimos y somos parte de ella, el paisaje condensa ese entorno, la metrópoli misma está incrustada dentro de la Naturaleza y conforma un paisaje. 
Los jurados VIP de esta Bienal afirman que su selección es la evolución del paisaje, pero ¿cómo pretenden evolucionar una idea que no han comprendido, que es más, ni siquiera están capacitados para ver? El paisaje no es información, no es literalidad, ni panfleto político, y tampoco terreno, el paisaje es invención, transformación y creación, es producto de las emociones y sensaciones del artista. La verdad del paisaje no está en la obviedad, está en la metáfora que constituye una verdad distinta a la inmediatez. El paisaje parte de un exterior, pero se construye en el interior, es una obra profundamente individualista, meditativa, es la psique del artista la que ve, la que padece y describe ese lugar.

Pablo Lopez Luz, fotografía. 
 La selección se divide entre la infección de creer que Google Maps es paisaje, la degradación en que ha caído la fotografía desde que los artistas VIP tienen un teléfono con cámara en sus ociosas manos, y un montón de grabaciones con ruidos y videos que podrían inscribirse en bienales de distintos temas y en todas encajarían sin problema. El primer lugar es una fotografía aérea de la frontera entre México y Estados Unidos, es información, lo que la cédula diga sobre las relaciones entre los dos países enfatiza el valor puramente panfletario de la imagen. La mención honorífica es una oda a la infantilización del estilo VIP: alguien “dibuja” sobre el vidrio del microbús lo que él considera que es un “mapa del paisaje”, y los jurados VIP la seleccionan por su “ironía”. El paisaje no tiene “mapas”, al margen de que la torpeza del dibujo no es ni un mapa, ni nada debidamente cartográfico, el paisaje es un punto de vista que se separa de la cartografía porque está dentro del pintor, de su percepción, no es una guía Roji o GPS, es abstracción.

Fernando Brito, fotografía. 
 La otra mención son dos fotografías de cadáveres en despoblado, de esas que hemos visto en los periódicos y que mis compañeros reporteros gráficos han hecho desde hace años arriesgando su vida, pero el estilo VIP y su statement no los considera “artistas”. El tema central y lo que captan estas fotografías no es el paisaje, son los cadáveres, aquí confunden la escenografía con el sujeto. Entre las pocas pinturas seleccionadas, Palapa-jacuzzi no es paisaje y es infame, el problema con la pintura es que es tan exigente y veraz que no hay cédula que la rescate del oprobio. El paisaje de Carlos Cesar Díaz Castro, es muy logrado y se ve raro ahí expuesto, le hicieron un honor negándole el premio de adquisición.

Rafael Uriegas, Palapa Jacuzzi, 2014
 Estos artistas VIP y jurados VIP se deberían dar de alta como choferes en Uber para encausar sus inquietudes con el terreno. Las obras centrales de ésta Bienal son las cédulas y la inyección de tinta, no es de paisaje, no hay paisajes, hay lo mismo que en cualquier exposición de arte VIP; de hecho si se siguen a la exposición del piso de arriba titulada LARA, y a todo lo ahí montado le plantan una cédula de paisaje ya es válido como tal en este criterio VIP. Al estilo VIP le faltan ideas y le sobra verborrea, entonces ¿para qué distorsionan un género de las artes plásticas para acomodar sus obras?, si son capaces de inventarse esos textos para denominar paisaje a unos machetes sobre revistas, invéntense un título o categoría para sus obras VIP con piedras, ruidos y demás cosas de su ya gastadísima y muy limitada caja de herramientas “artísticas”. La Bienal de Paisaje logró lo imposible: reducir la inmensidad espiritual, visual y emocional del paisaje en un chistorete o un panfleto, y además expulsaron al espectador, a la contemplación, la belleza y la imaginación.

Olivier Yocupicio, instalación. 

Guillermo Alvarez Charvel, Separador de paisaje, 2013, instalación. 

Carlos Cesar Diaz Castro, Primeras lluvias, 2014 

Alvaro Verduzco, Monólogo, audio en monocanal, 2014

PIRATERÍA DE AUTOR.

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Murakami, Vans show
 El contexto más redituable para el arte VIP (video-instalación-performance) es la bolsa, los zapatos, la ropa. El nombre del museo o de la galería se sustituye por el de la marca: Louis Vuitton, Prada, BMW, que además encumbran el nombre del artista. Lo fashion es vender el arte como un objeto de lujo no como una obra intelectual o poética, es el nuevo Rolls Royce. Warhol dijo que los objetos vulgares son arte y ahora el mercado del lujo resignifica las obras vulgares en iconos de la neo-pop-culture, los convierte en dinero y moda.

Murakami Vans Shoes
 Louis Vuitton le canceló a Murakami un contrato que había durado diez años, porque le vendió sus monitos infantiloides y happy faces a Vans. Es una tragedia artística porque si los monos de Murakami estampan unos tenis de 1,600 dólares, se percibe que es un artista costoso, stylish o lo que la retórica VIP crea de él, y si su “obra” está en unos tenis de Vans de 65 dólares, entonces el caché del artista y su “significado” caen estrepitosamente al nivel de los tenis de Winnie the Pooh de la colección Disney. Eso sucede con su obra, expuesta en las galerías más caras de las ferias de arte o en los muros de Versalles es presentada como arte, pero si está en una tienda de todo a cien, entonces es desechable y sin ningún valor intelectual, ontológico  o  cualquier concepto paranormal que le asigne el curador. La obra de Murakami es igual a Winnie the Pooh, la decepción para sus coleccionistas es que decorando sus accesorios de miles de dólares era un prêt-à-porter o ready to wear de su colección VIP, en cambio ahora su obra y sus accesorios están devaluados porque estampan tenis para gente que jamás compra esculturas de manga o comisiona retratos con flores. El arte VIP (video-instalación-performance) se benefició porque las firmas y sus objetos están muy bien posicionados, con o sin los colores que le aplicó Murakami, Viutton ha vendido exitosamente esos accesorios por más de un siglo. Lo que ganan las firmas es que el concepto de arte tiene un peso cultural, un diseño “artístico” es un extra que permite subir el precio.
Murakami fake bag. 
La plataforma que lanzó definitivamente a Yayoi Kusama también fue Louis Vuitton, no un museo, una obra o su fulgurante trayectoria. El staff de la firma replicó los lunares en las tiendas, ropa y accesorios, ella dió el nombre y una idea elemental. El consuelo que le queda a Murakami es que el verdadero negocio, como todo el estilo VIP lo sabe, no está en ser original, está en copiar y en la piratería. Siguiendo las enseñanzas de Walter Benjamin, la reproducción mecánica del made in China le regresará la gloria y el negocio perdido. El aura que tan fantasmagórica resulta para el estilo VIP, la resuelve con un precio accesible, una red de ventas aplastante y dinero que navega en paraísos fiscales. Los cánones de copiarse a sí mismo y del plagio VIP le permiten asociarse con la industria de la piratería que ya se apropió de los logos y los diseños, y patentar el pirata-original, ya no necesita a esos exigentes peleteros que ignoran que en el estilo VIP no existen los derechos de autor, que el plagio es legalmente fair use y que si en la etiqueta agrega un texto que hable de que esa bolsa o esos zapatos son un “cometario crítico a la noción de autoría, al monopolio que ejerce el neoliberalismo y las nuevas formas de producción, etcétera” escrita por el director de la Bienal de Venecia, hasta consigue que en la Sala de Turbinas de la Tate expongan miles de productos con sus diseños y legalizan el mercado negro. Louis Vuitton paga 15 millones de euros anuales en abogados que se pelean con los fabricantes piratas, Ebay fue condenada por la Corte Comercial de París a pagarles 36 millones de euros por daños al vender falsificaciones, ese dinero sería para Murakami y sus socios.
Con los Murakami pirata-original,  el negocio de la falsificación encontraría una coartada legal para su mercado, bastaría con esgrimir los argumentos de los abogados de Koons y Richard Prince. Además se haría justica a toda la clientela que compra piratería, por fin no sentirán que son cómplices un delito o de algo ilegal. La revolución económica, artística y social sería tal que vender y comprar un Murakami pirata-original sería un performance, una obra del estilo VIP. 

YO, EL PODER.

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GASPAR DE CRAYER, FELIPE IV EN ARMADURA DE GALA . Fotografías de Aldo Hinojosa. 
La pintura nos enseña que el retrato de un canalla puede ser arte. Goya pinta al populista y déspota Fernando VII posando frente al campo de batalla, no le da valor o dignidad, es un vanidoso con su uniforme al que Napoleón describía como “estúpido y ruin”. El arte está en los caballos sin jinetes, en el rostro del hombre que cuida el caballo del efímero monarca y el telón de fondo en gris óptico. La exposición Yo, el Rey, en el Museo Nacional de Arte sobre “las formas de representación de la monarquía hispánica en las artes” es injusta e insuficiente. 
GASPAR DE CRAYER, FELIPE IV EN ARMADURA DE GALA, detalle. 
 Están injertados en el recorrido Iturbide con sus folclóricos delirios regios y Maximiliano del que su familia se deshizo con un oportuno exilio en México. No se puede hablar de “representación en el arte” sin abordar la peligrosa relación entre el arte y el poder, sin la dependencia torturada, cómplice e indispensable que mantuvieron y que nos dejó obras maestras en pinturas, palacios, esculturas, música. El tema de las obras ya es anecdótico, es información, lo que las hizo trascender es su valor como arte, admiramos un retrato de Mariana de Austria porque es de Velázquez, por el fondo siniestro del barroco y las pinceladas abstractas del encaje. A los artistas le tomó siglos ser respetados como creadores y hoy esta exposición les regatea su participación fundamental en el mito de la monarquía. La magnificencia del gobernante estaba en las obras que los mostraron como héroes, que les daban esa estatura mítica, el poder y la religión son una invención ideológica y estética.
LUCA GIORDANO, RETRATO DE CARLOS II. 
El retrato del rey lo saca de su condición humana, esculturas, bustos, relieves, son un altar que glorificaba a un hombre que mandaba sobre vidas vulgares de las que no emanan rayos luminosos. El artista tenía con cada retrato una doble y difícil misión, inventar a un ser magnifico de un enclenque y enfermizo necio, y hacer un gran cuadro, una hermosa escultura, porque si la obra no alcanzaba a ser arte, la consecuencia fatal recaía en la imagen del soberano. Una obra mediocre es un golpe de Estado, es una guillotina. La exposición no valora que sin esa representación el rey es invisible para el pueblo, el delicado equilibrio entre la mitificación y la objetividad. En la noche de Varennes, la absurda huida de Luis XVI y María Antonieta, los pobladores nunca habían visto en vivo al rey, jamás habían entrado a Versalles, lo reconocieron por la efigie de las monedas y dieron la señal de alarma: el rey está abandonando a su reino. Esa era una de las funciones de estas obras, de los grabados que se hacían a partir de las pinturas, y es el mismo fin de las imágenes religiosas, darle visibilidad a un ser que vive fuera de la realidad y de la sociedad. La inclusión del rey en las monedas y más tarde en los billetes, es la cúspide de la representación: el dinero es poder y a su vez el poder del gobernante es decidir cuánto vale su dinero, de ahí dimos el paso para convertirlo en el nuevo dios. 
JEAN RAC, FELIPE V, REY DE ESPAÑA
 La representación del rey no es una superficialidad, el mito depende irremediablemente de la obra, la herencia elegía pero el artista erigía. La configuración de la persona en un lienzo lo sacraliza, ya no es humano, es obra, es inmortal. Lo podemos ver en Felipe IV pintado por Gaspar de Crayer, la armadura es un cuerpo dorado, sobrehumano, ornamental. El Felipe V de Jean Rac, el terciopelo azul de la casaca, inconcebible fuera de esa pintura y la mano imitando el gesto de la anunciación: sus órdenes son designios. El gran poder y privilegio que tenía la monarquía era inventar sus virtudes y materializarlas a través del arte, no necesitaban actuar, ni siquiera gobernar, bastaba posar, el artista haría lo demás. El gran poder que tuvieron Velázquez, Rac, Crayer fue la creación de obras maestras que han sobrevivido al juicio de la Historia, el arte continúa y las monarquías son obsoletas, anacrónicas. El rey muere y el arte permanece.
 
JEAN RAC, FELIPE V, REY DE ESPAÑA, detalle. 
 Actualmente la sociedad protesta porque resulta “costoso” que un gobernante comisione su retrato a un pintor talentoso, es un reclamo absurdo, gracias a eso por lo menos nos queda algo valioso del infausto legado de la mayoría de los gobernantes. El retrato de un rey vale más que su reinado.  
MARIANA DE AUSTRIA, REINA DE ESPAÑA,  DIEGO VELÁZQUEZ, detalle. 

EN RUINAS.

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Piranesi, Templo de Minerva. 
 Las ruinas son reflejo del original, las de un monumento hermoso conservan la belleza en sus fragmentos, las de un edificio fallido son escombros. La Ciudad de México se convirtió hace 30 años en una gigantesca escombrera que no aprendió de sus ruinas. La catástrofe del terremoto, que en gran parte fue un juez natural, implacable y justo, acabó con decenas de horrores arquitectónicos que invadían las calles: edificios de los años sesentas, setentas y ochentas de vidrio polarizado, ventanerías de aluminio, masas de concreto sin un sólo acierto estético ni funcional, fue la orden del destino para darle un sentido más humano y bello a nuestra ciudad. Evidentemente no la  escuchamos, los adefesios faraónicos que representan la megalomanía de los gobiernos en turno, como la Biblioteca Vasconcelos, Estela de Luz, las ignorantes remodelaciones del Museo del Chopo y la Cineteca Nacional, crecieron como una metástasis invencible, necia, destinada a demostrar la egolatría y la corrupción del dinero que mueve el ladrillo. Estamos viviendo un total libertinaje en los reglamentos para la construcción y uso de suelo que se reparten entre funcionarios, arquitectos y empresas que especulan dejando sembrados edificios de oficinas y habitacionales que demuestran que el dinero no puede comprar ni belleza ni inteligencia. ¿Qué sucedió con la arquitectura? ¿Por qué es tan proclive a la prostitución?
Piranesi. 
La arquitectura era un arte que hoy es únicamente un negocio vulgar, rechazó su sentido humanista, su filosofía de crear un entorno para que se desarrolle una existencia, ignora el valor sacro del espacio como un centro que separa de la homogeneidad del todo. La arquitectura ya no de ser creación, dejaron de diseñar para abusar de los materiales y la imitación: vidrio, acero y concreto, para todo y siempre de la misma forma. Si está de moda un tipo de material lo usan para todo y ese material es la aportación estética, no la resolución del espacio. Un hospital, departamentos, centros de oficinas, todo es igual y como en el arte VIP, están los arquitectos VIP que venden su firma para obras de tal mediocridad que merecen desaparecer. 

La identidad que una ciudad adquiere con sus edificios es parte de la misión de una obra arquitectónica, el arribismo estético cree que copiando se alcanza estatus y hacen imitaciones de conceptos que funcionan en otras ciudades del primer mundo con circunstancias totalmente distintas. El progreso neoliberal estandariza a la sociedad y si queremos parecer ricos hay que construir réplicas baratas de rascacielos, de conjuntos de viviendas como suponemos que harían en el Primer Mundo o en los países ricos. No parecemos ricos, nos vemos ignorantes, sin proporción del espacio, con edificios que apenas están inaugurados y ya se ven decadentes, sucios, devaluados. La Ciudad de México padece a sus habitantes, no la respetamos, la depredamos, la ejercemos con violencia, invadirla y degradarla es parte de las libertades, pero en ese daño las construcciones son lo más oprobioso. 
Biblioteca Vasconcelos. 

No estamos generando acervo urbano, ni memoria, las ciudades son museos que se habitan. Devastan avenidas, árboles, historia, para dar sitio a lo que consideran desarrollo. En La Carnazade Émile Zola, el personaje Saccard es un especulador inmobiliario, y en una metáfora de la corrupción del ladrillo, con su repentina riqueza su familia entra en una espiral degenerada, obscena, de apetitos sin sentido. Es la espiral que vivimos en la ciudad, que ya no es de los habitantes, es de los constructores, dejan que se desplomen a pedazos edificios novohispanos mientras dan permisos a toda clase de aberración de vidrio y acero. Qué oportuno que se caigan los edificios novohispanos y se recalifiquen los terrenos para montar una torre de “lofts” con muros de cartón o edificios de oficinas que no son peores que las creaciones de autor. Las obras comisionadas por las instituciones para pasar a la Historia son reflejo de la moda y del enchufismo, ¿hubo un argumento estético y funcional coherente para montar un elevador en el Monumento a la Revolución o dividir en salas absurdas la Biblioteca de México José Vasconcelos? Hubo dinero, eso está claro, como Saccard que no tenía idea de la belleza pero sabía cómo ganar un contrato. Vivimos con dolor el terremoto de hace 30 años en la Ciudad de México, y aun no la reconstruimos y valoramos, la seguimos torturando con arquitectura, con nuevos escombros.

MIEDO A SER UNO SOLO.

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José de Ribera, Prometeo. 
 FOMO, Fear of missing out, es la nueva fobia que inventaron los psicólogos, es el miedo a estar desconectado, una consecuencia de ser adicto a la red, al teléfono móvil, y a cada app nueva que ofrece el mercado. Ser las víctimas y convertir el síndrome de abstinencia en fobia es lo más rentable para la complaciente psicología. El adicto entra en pánico sin la sustancia que le da una satisfacción efímera y que despierta más su apetito, porque crea tolerancia. Ahora resulta que no tener la sustancia es fobia.

Doris Day. 
 Las características del FOMO, son simples y las reconocemos: ver la pantalla a cada instante, sin importar si están comiendo, en el cine o manejando. La cantidad de accidentes por mensajear al volante demuestra que la adicción es más fuerte que la razón. Los psicólogos dan a las personas causas que los hagan sentir cómodos con su adicción: es una insatisfacción de las necesidades amorosas o psicológicas. Dicen que estar conectado es una forma de motivación personal, si esta falla las personas se deprimen, se desmotivan. La persona cree se siente “motivada” y que no puede comer sin el móvil a un lado, que debe enviar un mensaje en ese instante aunque esté manejando o que debe estorbar en la entrada del metro viendo su pantalla es porque está convencida de que el mundo debe detenerse para que postee algo que casi seguro es una tontería y si no lo hace, se siente “deprimida y desmotivada”.
Tendrían que aceptar que el ego es irracional, exige atención, no son necesidades psicológicas, son caprichos ególatras. La tecnología en muchas de sus aplicaciones no está dirigida a dar un servicio, está condicionando el ego para que compremos, y creamos que con eso somos importantes, es una práctica muy usada en la publicidad. La adicción se genera por una razón fundamental: el ego odia estar solo. Es una patología moderna el desprestigio de la soledad y el silencio, tener amigos, ser populares es una misión existencial, la soledad, nos dicen desde los publicistas hasta los psicólogos, es para los fracasados. 
Lucian Freud self portrait. 
Asumir que la realidad no nos necesita, que el precio del petróleo o la campaña presidencial de Hillary Clinton no se van a ver afectados sin nuestro post, nos desprendería de la red y nos haría más humildes para usar nuestro móvil, más educados. Es de una arrogancia enorme que no respeten ni los momentos más íntimos, la gente chatea en los velorios, no pueden esperar. Esa  “nueva fobia” es una de las tantas manifestaciones del ego que encuentra salidas para existir, es literalmente egoísmo social, no son víctimas de la red, son víctimas de su ego. La supuesta necesidad de motivación es falsa, porque el ego exige que le ofrezcan algo a cambio, no sabe de la voluntad o del sentido del deber, es un chantajista, no hay motivación en las redes sociales, hay vacío espiritual. La motivación es una coartada para no hacer, para inventar excusas, para exigir antes que dar. Estas enfermedades modernas es la prevalencia del ego sobre el verdadero ser, es una crisis de voluntad. Para curarse basta la decisión de estar con nosotros, de asumir que el único ser que tenemos habita en nuestro propio silencio.         

FALSIFICAR LA LLAVE.

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Van Gogh, The Harvest, 1888 original
“¿Tiene alguien la llave de las puerta del ser, que no tiene puertas, para poder abrirme con razones la comprensión del mundo?” Pregunta el poeta Fernando Pessoa, la creación del arte es la búsqueda de esa llave, de esa puerta, de esas razones. Crear y contemplar arte, una partitura, un dibujo, un poema son una incursión en la comprensión de la realidad y de nosotros mismos. Esa llave que se consigue con trabajo, dolor, placer, es única, irrepetible, porque el ser mismo está implicado.
Las historias de los “grandes falsificadores” y de cómo sus obras entraron como auténticas en museos y colecciones privadas han ensombrecido y perseguido al arte. La falsificación del arte es imposible, nadie puede falsificar a un individuo, no es posible copiar la existencia de una persona. La obra no es una elaboración superficial meramente técnica que se consigue repitiendo ciertos métodos que empleó el artista en su realización, la obra de arte es mucho más que un objeto fabricado con materiales, es la llave de Pessoa. En el plagio literario, el plagiador es un falso autor y no puede tener acceso al tren de pensamiento del verdadero autor, ni a sus motivaciones, su bagaje cultural ni su instinto de cómo decir. Los que se dicen engañados o que aceptan que un falso entre en una colección son cómplices de una trama fraudulenta. Por ejemplo, es muy raro que no haya denuncias de obras falsas de Andy Warhol que es el más fácil de copiar porque no tiene “originales”, es imposible calcular cuánta obra tiene en venta distribuida en el planeta y aun así lo usan para la especulación económica.
La policía alemana detuvo a un hombre que vendía en 15 millones de euros un Van Gogh falso, casualmente tenía documentos ilegales del Museo de Van Gogh que acreditaban a la obra como original ¿Quién puede falsificar la resolución de Van Gogh de pintar dentro del abismo de su vida, cómo repetir lo que sentía en el campo, lo que añoraba, su ímpetu volcado en el color y la pincelada que son sensuales de tan hambrientas y desesperadas? Nadie, no hay ser humano que pueda hacerlo. La falsificación es fraude y autoengaño, es imposible revivir el momento emocional de un artista, el impulso o la decisión que hay detrás de pintar un paisaje o un retrato, los sentimientos ante el modelo, el clima, la vida misma. Es un gran aprendizaje pintar y dibujar a  “la manera de…”, pero no es posible que el individuo y su circunstancia sean susceptibles de repetirse como si de un readymade se tratara.
Las personas que publicitan los logros de los falsificadores afirman que un entrenamiento manual y técnico basta para crear una obra maestra, insisten en reducir el oficio artístico en un acto mecánico sin implicaciones intelectuales y emocionales porque están obsesionados en desprestigiar al arte, a la autoría y a la creación. Renoir al final de sus días tenía artritis reumatoide, pintaba con un dolor insoportable, al realizar una obra afecta el físico del artista, su peso corporal, sus respiraciones, su cansancio o su energía, eso ¿cómo lo imitan? Si creemos que la obra se falsifica con facilidad, entonces la creación es una fábrica inhumana de objetos en serie hechos al gusto del comprador y del mercado.

El gran beneficio de dar crédito a la falsificación y de hacer creer al público que nada hay de extraordinario en llegar a una epifanía dentro del trabajo artístico individual, es que considerar como arte un objeto sin factura es tan válido o más que una obra realizada por el artista. El objetivo del readymade y del arte VIP es justamente deshumanizar al arte, despojarlo de sus valores para emparejarlo con objetos sin valor intelectual o artístico. Dando por auténticos a los falsos todos ganan: los delincuentes, los coleccionistas que adquieren una obra muy por debajo del precio real del original, y los artistas y curadores VIP, porque así alimentan sus teorías de que la factura no es trabajo artístico, que el autor y la originalidad no existen y que es arte mandar hacer la obra o “apropiársela”.  Los artistas VIP podrán tener la llave de los museos, de la fama, del dinero, pero la llave de Pessoa, esa es inaccesible para ellos, ese privilegio no lo tendrán nunca. 

EL INFIERNO DEL EGO.

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Expulsión del Paraíso. Juan Correa, siglo XVII. Óleo sobre tela
 La terrible obligación de ser está fuera de nuestro mundo, en otro que no podemos abarcar, comprender o conocer. La conciencia de nuestros actos es el primer paso, noción horrible, a partir de ese momento la causa y el efecto nos darán una guía. Juan Correa pintó su extraordinaria obra La expulsión del Paraíso en 1680, su composición parece inspirada en el Paraíso Perdido de John Milton publicado en 1667. El drama de esta fábula radica en que Adán y Eva no tienen opción, no hay posibilidad de hacer una elección correcta en la ignorancia de una realidad voraz con nuestras fallas. Son seres amorales y su expulsión, como el príncipe Siddhartha, los inicia en el difícil camino de adquirir una ética personal. En ese momento entran al primer estado moral, el del miedo, actúan siguiendo la autoridad de un ser más poderoso.

 La composición es idéntica a la descripción de Milton: en un ángulo están Adán y Eva, vestidos, conscientes de su desnudez, una de las primeras manifestaciones de la conciencia es la vergüenza. En el poema de Milton la serpiente le habla a Eva durante un sueño, la irrealidad es el territorio del ego que pide y ofrece banalidades, por eso no aparece en la pintura, porque el acto de ceder se ha consumado. La pareja está de rodillas, la tragedia es que apenas saben que su falta fue seguir la voz del ego, que los despojó de la paz de no desear y emprenden con dolor su viaje al conocimiento de la realidad y de ellos mismos, el miedo a ese trayecto espantoso, sin certezas, los hace suplicar un regreso imposible.
 A un lado están un conejo, que es la lujuria, una ardilla que es la astucia y maldad del Diablo. El Arcángel Miguel, como en el poema, cumple la misión de expulsarlos del Paraíso, señala el cielo con la espada de fuego, les reprocha la dimensión de su falta y les advierte que aunque aspiren al perdón jamás regresarán a ese Paraíso marcado por un umbral simbólico, translucido, triangular porque es divino, no es un sitio físico, es la frontera entre la vida espiritual y la vida material, entre la satisfacción y la insatisfacción. El árbol es símbolo de la materialidad que crea ataduras, evoca a la vegetación de la Nueva España, los pensadores novohispanos especulaban que el Paraíso recobrado estaba en este continente, el Diluvio no había castigado sus tierras en las que iniciaría una nueva era de Adán. El árbol cargado de frutos es hermano del Árbol Florido de los mexicas, del jardín del palacio donde habitaban los Padres Divinos, germinado de semillas-corazones, sus ramas sangraron cuando los hijos desobedientes las cortaron violando su abundancia. Los Padres los expulsaron, condenándolos a habitar en esta realidad.
Milton canta: “Happiness in his power left free to will. Left to his own free-will, his will through free… Yet mutable”. Controlamos nuestra felicidad pero la libertad la puede convertir en otra cosa, la mutabilidad de la voluntad es una característica de esa libertad. La abundancia que han perdido Adán y Eva es la de la satisfacción, ignorando la voz del ego tenemos lo que necesitamos, eso nos hace verdaderamente libres, porque nos tenemos a nosotros mismos, somos uno. El trabajo cotidiano que ahora tienen como castigo es saber cuál es la satisfacción real y el hambre a la que el ego nos condena. Este castigo los empujará al proceso que da sentido a la existencia: conocerse, saber que son débiles, que sólo formando su propia ética tendrán una razón de ser, que esa sabiduría los mantendrá lejos de la tiranía del ego.  

JUEGOS.

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Aleksandra Mir, The Seduction Of Galileo Galilei 2011
 Jugamos a matar, jugamos con armas, con comida, con el dinero, con violencia, con el honor de otras personas, los seres humanos no tenemos límites éticos para lo que llamamos juego y diversiones. La connotación infantil y creativa del juego lo ha convertido en un concepto de apreciación positiva, enmascarando verdaderas perversiones de la conducta. ¿Por qué los seres humanos necesitamos divertirnos cada momento? ¿Por qué es tan urgente que todo se banalice y se reduzca a un juego o un chiste?
Desde la infancia, con la fórmula “aprender jugando” que los pedagogos impusieron, convirtieron a la comida en juguete y ahora derivó en obesidad infantil, la comida basura se vende como recompensa y diversión, el cinismo es que Bimbo tenga un Museo del Niño al que deberían llamar museo de la promoción de la diabetes infantil. 
Tom Friedman, Big Big Mac, 2013, styrofoam and paint 2
 El juego valida actos deplorables, matar animales y tortúralos se hace por diversión, eso arranca la risa o el aplauso. La afición a la violencia y a las armas es porque han dejado su estatus antisocial para ser entretenimiento. En las redes sociales la gente insulta y difama o sube acciones deleznables porque eso es “chistoso”. Esta adicción a la diversión fomenta conductas patológicas, y la raíz está en que nuestro apetito de sensaciones “agradables” es insaciable. Enemigos de la seriedad, confundimos la alegría con la hilaridad, la vida debe ser un perpetuo programa de chistes y pastelazos. Para conseguirlo convertimos lo más grave en divertido y rechazarlo nos estigmatiza “no tienes sentido del humor” “eres un amargado”. Esta patología hace que la gente golpee y ultraje vagabundos, el bullying entre los niños y adolescentes, son crímenes que causan risa, que graban en video para hacer alarde de lo bien que lo pasaron haciéndolo, ni siquiera lo ocultan.
Florentijn Hofman’s Giant “Rubber Duck”
La diferencia entre la capacidad lúdica y la adicción a la banalización es que una es creativa y la otra es destructiva, una crece la otra reduce a nada, despoja a algo de su valor para poder vejarlo, la vida de un animal no merece respeto porque se “divierten” maltratándolo. En Estados Unidos y en Europa, no dudo que en México también, la gente está enviando al refugio de animales a los gatos color negro porque no salen bien en el selfie y abandonan a los perros para no cuidarlos, los animales son juguetes, y si dejan de entretener se desechan. El fenómeno está en que la  adicción a esta sensación implica superioridad, el que agrede, se burla o daña tiene autoridad sobre el otro, que es vulnerable, es un disfraz de la egolatría. La sensación a la que se enganchan es a esa superioridad, les da el gran poder de someter a otro, de despojarlo de su dignidad. El ego que pide esto cada vez quiere más porque es insaciable, y es cuando la sociedad se escandaliza y se pregunta cómo llegó a esa degradación, pues con el camino más fácil, sin poner límites, dejando que el niño juegue a maltratar un animal, a un compañero de la escuela, hasta que tenga 20 años y juegue con una pistola.
Esas diversiones son evasiones de nosotros mismos, del vació de la existencia, y creemos que así adquiere sentido. Diversiones que degradan a la persona convirtiéndola en un paria de sí mismo. 

NO FUE UN ERROR

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Es muy fácil y abusivo culpar a alguien que no se puede defender. El Museion Bolzano/Bozen de Milán culpó a la limpiadora del retiro de la instalación de basura de las artistas Sara Goldschmied y Eleonora Chiari, dijo que limpió la sala y envío todo al lugar original y el más apropiado: el vertedero. Analizando cómo trabaja un museo, la cantidad de personas que están involucradas en un montaje, desde museógrafos, gente de oficina, curadores, los aristas y hasta galeristas es imposible una intervención de este tipo. En una galería es distinto, porque es un recinto particular con sus propios sistemas de seguridad.
El Museion está especializado en arte contemporáneo, esto significa que no es la primera vez que el personal que trabaja ahí ve un montón de basura, objetos cotidianos, excrementos, restos de material de construcción y el larguísimo etcétera que se convierte en arte por la arbitrariedad del discurso y el contexto. 
Cuando un museo tiene un evento o coctel se calendariza y el personal sabe que va a trabajar extra para poner orden, no se encuentra con un tiradero y lo limpia, repito es un museo no una casa. Especulando con la realidad de los hechos, que es la infraestructura de una institución pública, lo más factible es que esto sea una reacción del personal del museo, es decir, un acto de rebelión: la guerrilla del arte.
Es obvio que dentro de los museos VIP el personal está harto de las exposiciones, en México lo vemos en museos como el Carrillo Gil que los cuidadores se están durmiendo y se ríen cuando les preguntamos si eso es la obra o es basura. En la exposición de Gabriel Orozco en el MoMA yo vi que el guardia se reía cada vez que advertía que la caja de zapatos era una obra y que no la pateáramos; en el New Museum el público levantaba la obra que era una cáscara de plátano tirada en el piso y la cuidadora iba enojada a ponerla en su lugar. Es la labor fundamental de las cédulas, que nos advierten que eso no es basura es una obra.
¿Por qué tendría que ser un error que alguien en protesta limpiara el lugar y llevara esa basura al vertedero? ¿Por qué un juicio crítico es un acto de ignorancia? Porque el arte contemporáneo VIP insiste en llamar ignorantes a los que niegan que eso es arte. En un ataque clasista dicen que fue la limpiadora como quién dice "es que ella no sabe de arte", pero la limpiadora sí sabe en dónde trabaja y que ahí es común que expongan basura. Alguien que tiene poder en el museo y que sabe de arte ordenó que limpiaran esa sala, alguien cansado de ver banalidades y zafiedades lo hizo para que los curadores y las artistas lo supieran. Es un juicio crítico impecable, justo y valiente, esa basura no tiene cabida en el arte. Es terrible que algo que no vale nada, que pierde su condición de arte fuera del museo, esté haciendo tanto daño a la verdadera creación artística y a la inteligencia humana. Este acto le dio una lección de realidad al museo, solo la corrupción del arte VIP permite que esa basura sea llamada arte. 

AI WEIWEI EN LA ROYAL ACADEMY

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 El desproporcionado homenaje a sí mismo en la exhibición antológica de Ai Weiwei en la Royal Academy de Londres, es un catálogo de la industria manufacturera de China. Inaugura una nueva disciplina: el ego-arte, es un ego-artista VIP, su único tema, objetivo y discurso es él. Weiwei es el prototipo de artista VIP que no hace sus obras “las piensa”, las cédulas con descaro hacen énfasis en las “habilidades técnicas y cuidado con el que están realizadas las piezas” “el artista trabaja estrechamente con los artesanos”, es un Jeff Koons politizado. Los objetos carecen del más mínimo rasgo autoral, el ego-artista depende de lo que la industria produce, por ejemplo el tallado en madera o en mármol, en lugar de mandar hacer un lavamanos pide una cámara de video y le adjudica su panfleto en el que la causa política es él mismo.
 
 No es un activista de los Derechos Humanos como su publicista afirma, es un activista de Ai Weiwei, de su privilegio a no pagar impuestos, a construir su estudio en un terreno agrícola y tomar el aljibe de agua de la zona para hacerlo un estanque decorativo y falsear historias para sus objetos. China es la fábrica de casi todo lo que consumimos y sin embargo Weiwei es limitado: decenas de cosas de mármol, montones de marcos, mapas, porcelana, ensambles con muebles y bicicletas, son pocas ideas que se replican varias veces.
 
 150 toneladas de varillas de hierro que se supone son restos del terremoto de Sichuan en mayo del 2008 y denuncian la mala calidad en la construcción de escuelas del gobierno, dice que las compró clandestinamente, las llevo a su taller y ahí las enderezaron a mano. La capacidad discursiva del ego-artista está a la altura de la docilidad del público, el proceso normal de comprar y reciclar en una sociedad híper industrializada lo vuelve clandestino y político, inventa una provenance imposible de comprobar que apuntala su propaganda pro-weiwei.
 

Las coincidencias denuncian algo fundamental: que Weiwei es un “perseguido político” y “víctima oficial” que cuenta con patrocinadores muy ricos y poderosos que le financian el estratosférico costo de estas obras y de esta exposición, desde hacer cada objeto, hasta llevarlos a Londres y montarlos al mismo tiempo que la visita del primer mandatario chino a Inglaterra para provocar una controversia artificial. La gran mayoría de estas obras circularon por ferias en versión reducida (un árbol, cinco bicicletas, etc.) sin gran éxito y hoy son relanzadas con oportunidad política y un gigantesco aparato publicitario. Los columnistas de todos periódicos en consenso odiaron al gobierno chino y amaron al ego-artista, exigieron rechazar los negocios con China porque violaba los Derechos Humanos ¿Para quién trabaja este ego-artista? ¿Quién lo patrocina? La tienda del museo vendía decenas de suvenires diseñados por él, dedicados al culto a su personalidad que ni Warhol o el Papa tienen, muñequitos, paraguas con su cara, bolsas, decenas de objetos con sus slogans. Obsesionado con ser el símbolo que sustituya la figura de Mao, utiliza las estrategias de propaganda del régimen que él crítica y las recicla en su publicidad
 La exposición es una oda a la hipócrita guerra fría que mantiene el capitalismo con China: por un lado pagan ONG’s para que la ataquen y por otro lado las empresas globales son el principal beneficiado de las injustas condiciones laborales chinas que han permitido acabar con las industrias nacionales, los gobiernos le ruegan para que invierta capital en sus países y le entregan el desarrollo de infraestructuras. Weiwei es el títere de la estrategia, con un plus: le da al público progre y bien pensante la oportunidad de solidarizarse con una causa fácil y socialmente aceptada de la que todos los países son cómplices. 
 








GOYA EN LA NATIONAL GALLERY

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La familia del infante don Luis de Borbón, Francisco de Goya 
 Goya nunca estuvo satisfecho con su obra, sufría depresiones, el caballete lo vencía, vivió el paso del muro al lienzo como un abismo imposible. La pintura se convirtió en una obsesión de él con el formato, con lo que se puede hacer dentro de un espacio acotado, no era la comisión, el tema o la técnica, era la comprensión de ese espacio en blanco que debe adquirir otra dimensión, un sentido distinto al del muro. La National Gallery de Londres titula esta exposición Goya: The Portraits, es revelador porque el pintor aparece en varias obras pintando, reafirmando la audacia de Velázquez en Las Meninas que puso en primer plano a la pintura, el lienzo alberga arte no al modelo, la realidad o el tema. La pintura es una idea verosímil y autoral, el tema surge a partir de la interpretación.
Solo Goya 1797, Francisco de Goya 
 En el cuadro La familia del infante don Luis de Borbón, Goya está presente, es el creador de la escena: don Luis consulta al oráculo con los naipes a la luz de una vela mientras peinan a su esposa María Teresa. Lo que el azar vaticinó fue el destino del pintor, gracias a don Luis más tarde Goya sería el pintor de la corte del rey. El testimonio que deja es la preocupación de Goya con la iluminación, el contraste de la penumbra del fondo con la luz tenue que nos revela el rostro de cada uno de los personajes, es una pintura sobre el arte de generar luz, de crear una atmósfera irreal que le de verosimilitud a la existencia de unas personas. En estas obras Goya deja algo más que un registro, dice que ése ser pidió a un pintor que lo retuviera, no le comisionaron un retrato, depositaron su memoria en manos de un artista. Ese espacio que Goya domesticó a través de la luz permitió un escenario abstracto para ese ser, el fondo gris, un páramo cronológico y espacial, iluminado con la tenue temperatura del cuerpo. Los muebles estorban, la pureza está en las obras que albergan ese limbo, esa intemporalidad. El pintor nos comunica de forma cifrada su relación y concepto de cada retratado: la Duquesa de Alba, vestida de luto por la muerte del Duque de Alba, señala el piso donde posa la inscripción “Solo Goya 1797” solo ese pintor, solo ese amante.
Retrato de Carlos III, Fracisco de Goya 
 El retrato de Carlos III es la antítesis del género, no hay valentía o fiereza, nos da a un cazador flácido como el guante que lleva en la mano, el sabueso duerme en lugar de estar alerta. El niño Manuel Osorio Manrique de Zúñiga jugando con la vida del pájaro que levanta un papel con una inscripción, de nuevo el azar define el desenlace, tres gatos acechantes, esperando la lectura de la sentencia contenida en ese papel, en la jaula hay más prisioneros; un niño adorable, muñeco insensible, vestido con un traje rojo es para Goya un pequeño verdugo, es la crueldad de la ignorancia y el juego. Es evidente que le gustaba más pintar mujeres que hombres y niños, con ellos es implacable, a veces hasta descuidado, en cambio con ellas busca la seducción, el vestido delicado, detalla el peinado, el pecho generoso, se fascina con el pelo largo, el tono de la piel, pareciera que no quiere que lo olviden, se hace necesario, les da el reflejo que desean de ellas mismas.
Los humanos somos limitados, predecibles, la pintura es el misterio, la contradicción entre mostrar y deformar, trasladar a otro lenguaje ¿cómo llegar a lo esencial, entrar en la revelación emocional sin caer en la obviedad y que la obra sea el motivo, el centro que atrape la visión? Eso aisló y condenó a Goya, lo dejó sordo para únicamente ver, para que nada interrumpiera su inmersión a lo más profundo de su arte. 
El niño Manuel Osorio Manrique de Zúñiga, Francisco de Goya

CONFERENCIA AVELINA LÉSPER

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VI Seminario Internacional de Crítica de Arte. 
Cátedra Hugo Gutiérrez Vega.
EL ARTE CONTEMPORÁNEO Y LA CRÍTICA.  
Conferencia Magistral por Avelina Lésper.
Lunes 30 de noviembre 2015, 16:00-18:00 hrs.  
Auditorio del Hotel Hilton.
Guadalajara, Jalisco. 
FIL Académica.
ENTRADA LIBRE. 

ENTREVISTA ABC COLOR DE PARAGUAY. AVELINA LÉSPER.

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06 DE DICIEMBRE DE 2015


Avelina Lésper: «El arte contemporáneo es una farsa»

Desata polémicas y abofetea a comisarios, galeristas, críticos y artistas con sus artículos y conferencias. Hace un par de años le preguntó a la autora de una instalación: «¿Consideras que un balde de agua es arte porque agrega un comentario tuyo a la realidad?» Penosamente, la artista balbuceó bajo las cámaras de Milenio TV. La temida inquisidora, luego de agradecer sus respuestas y despedirla, la remató sin pestañear: «Estamos en la época en que la mera intención hace arte de un balde. Para mí, esto no es arte». La filmación, alzada en YouTube, se hizo viral de inmediato. Es la archienemiga del «arte contemporáneo VIP», aclamada y repudiada en el mundo entero, y hoy entrevistada por nuestro reportero de guerra, Samuel Bossini, en exclusiva para los lectores del Suplemento Cultural. Ladies & Gentlemen, con ustedes… Avelina Lésper.
Cuando Avelina Lésper habla de las malas artes del mercado, no afecta solo al ámbito de las artes plásticas, sino también al conjunto de una sociedad que baila en torno a ese concepto tan abstracto y, a la vez, tan poderoso. Sus cuestionamientos son, por momentos, duros, pero quizá sea más duro aún lo que cuestiona. Al comenzar este diálogo, decido abordarla con una pregunta general, aunque personal también, en tanto que indaga en su búsqueda y su sensibilidad: de dónde parte ella para hacer el análisis de una obra.
¿De dónde parte Avelina Lésper para hacer el análisis de una obra?
Soy observadora de arte desde la infancia; a los dieciséis años conocía los grandes museos de México, de Nueva York y de Europa. Ahora la gente antepone información y conceptos al ver, vivir y estudiar la obra misma. Yo parto del impacto que la obra tiene en mí. Cuando observé que el discurso de los curadores, críticos y académicos contradecía la realidad de las obras para designarlas como arte, decidí decir lo que veo y lo que pienso.
¿Cómo era hace cuarenta años la relación artista / galerías / marchand?
Nos tendríamos que ir más atrás, porque hace cuarenta años ya había marchantes y galerías vendiendo basura. En las primeras décadas del siglo XX, el marchand buscaba artistas y los impulsaba y soportaba económicamente porque sabía que el arte toma tiempo y es difícil y que los artistas talentosos son escasos. La galería rompía barreras sociales y exponía para dar a conocer formas nuevas de pensamiento, con riesgo. Ahora, el marchand y la galería solo venden lo que está de moda y quieren muchas obras porque la calidad no importa y porque saben que el artista las hace de forma instantánea, que todo es, intelectual o materialmente, ready made, y que los clientes no ven realmente la obra, que es una inversión rápida. Son como corredores de bolsa o vendedores de terrenos; no promocionan arte, especulan con commodities.
¿Cuándo comenzó el mercado a decidir?
Con la fiebre de la especulación financiera, la economía de la trampa y el abuso capitalista. Los millonarios compran arte para especular. Saatchi dijo que vendió el tiburón en formol de Hirst en doce millones de dólares al especulador financiero Steve Cohen; con ese precio lo donó al MET. El precio real no llega ni a la tercera parte. Cohen fue juzgado por fraude. Es uno de los billonarios coleccionistas más famosos.
¿Por qué llama usted «arte VIP» al arte actual?
Lo llamo VIP, de video-instalación-performance, porque, como el concepto VIP de very important person, es esencialmente excluyente. La pintura, el dibujo, la escultura que hoy se hacen no se consideran arte contemporáneo: los llaman tradicionales y están marginados de los museos más modernos y de las bienales de arte. La contemporaneidad se manipula como un valor artístico y no lo es: es un valor comercial –el último auto, el último vestido–. El arte es intemporal, sobrevive al tiempo; la moda es efímera, muere todos los días.
¿Los suplementos culturales forman parte del mecanismo del mercado?
Los suplementos y las revistas de arte promueven la especulación y son cómplices del fraude. Las revistas de arte son parte de un negocio que exalta el lujo, como las de moda o las de decoración. Han puesto el arte al mismo nivel que un par de zapatos o un coche.
¿Su opinión sobre las instalaciones?
No son arte ni escultura. Son decoración y basura; no es un adjetivo, es la realidad: llevan basura, desechos orgánicos, trastos. Y aunque los teóricos las justifican, la prueba de que no son arte es que fuera del museo pierden su condición de tal y retoman su valor original: son otra vez trastos, juguetes, sillas rotas, focos, objetos que no merecen estar en un museo.
¿No podemos esperar hoy nada de la frivolidad, como sí fue posible hacerlo con el Art Nouveau?
El Art Nouveau no es frívolo: es uno de los estudios más serios de las formas botánicas en el arte. Frívolas son las exposiciones de selfies, los performances, las obras de artistas como Marina Abramovic, la cama sucia de Tracy Emin o los puntos de Hirst. La frivolidad es pretenciosa y fatua, y así es el arte contemporáneo VIP, vacío e inflado con dinero.
¿Qué opina de la educación artística actual?
Están engañando a los jóvenes. Adiestrándolos para que sean funcionales al mercado. No desarrollan talento. Los jóvenes creen que salen de la escuela convertidos en artistas, y no saben dibujar, pintar, trabajar materiales. Aprenden a producir la verborrea suficiente para justificar que sus fotos del Facebook se presenten como arte. El arte toma años, exige la vida, es aprendizaje diario. Pero si matar un animal es arte, ¿quién necesita estudiar? Nadie.
¿Por qué cree usted que no aparecen movimientos artísticos, como en otras épocas?
¿Para qué crear un movimiento nuevo si encumbrando obras sin valor estético se gana tanto dinero? ¿Cómo concebir un movimiento que demuestre que lo anterior es un fraude? Miles de oportunistas que no son artistas pero que se venden como tales, y de curadores que dominan bienales y museos y ponen obras en todas las ferias de arte, no van a permitir que se arruine su negocio. ¿Tú crees que alguien que vende sus orines como arte quiere que esto termine?
¿Se ha dejado de hablar de arte?
Se ha dejado de hacer arte y, en consecuencia, se ha dejado de hablar de arte porque no hay arte de qué hablar. No hay obras. Se habla de teorías, de filosofía barata, de panfletos políticos, de dinero. Es consumo caro, rápido y de moda.
¿Cómo puede un pintor vivir de su trabajo sin caer en las trampas del mercado?
El mercado es necesario en el arte. El artista vive de vender su obra. Eso no equivale a engañar, ni a vender un periódico arrugado como si fuera arte. El pintor debe concentrarse en pintar con riesgo y dedicación, y en llegar a dominar la técnica. Como hacer arte es supuestamente tan fácil hoy, y un montón de dulces es arte, y flagelarse es arte, etcétera, la pintura a veces se hace invisible. Las escuelas no están enseñando a pintar. Sustituyen las clases de dibujo por clases de cómo justificar la obra para decir que es arte. Hoy más que nunca la pintura seria en sus objetivos y disciplina destaca de la masa de mediocres.
¿Qué opina de las grandes casas de subastas que venden cuadros en miles de millones de dólares?
Hacen un gran daño al arte. Vender un Cézanne en cientos de millones de dólares deforma el valor de la obra. La gente no ve una hermosa pintura: ve un montón de dinero. La especulación convierte las obras en acciones, en hipotecas. Es muy ingenuo pensar que el arte no podía ser pervertido por el dinero. Por dinero está siendo destruida la naturaleza del planeta, y por dinero se hacen guerras; ¿por qué no iba a acabar con el arte?
La Brillo Box de Andy Warhol ¿tiene peso y valor como obra de arte?
Warhol es un publicista, no un artista, y su única obra fue su vida social; el resto es un fraude, una de las grandes mentiras del arte.
¿Qué aportó Duchamp al arte?
Si hay alguien publicitado y sobrestudiado, es Duchamp. Nunca fue un artista. Fue un plagiario: el urinario no es de su autoría; es de la baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven, y tampoco es autor del texto que lo justifica. Es un gran estafador. Lo que logró Duchamp fue que la mediocridad tuviera acceso al arte. Impuso que lo que se diga de la obra importe más que la obra, y que, por milagro de la palabra, cualquier objeto sea arte. Por eso hoy tenemos banalidades intelectualizadas en los museos, y por eso los coleccionistas compran un montón de libros rotos en miles de dólares. Como buen burgués, despreció la mística del trabajo para ensalzar la ociosidad de la palabrería hueca.
¿Podemos sustraernos al poder del mercado?
Si la manipulación de los precios y de la valoración de las obras de arte es tan grave, es porque el mercado trafica con objetos que tienen precios subjetivos y que, por eso, permiten la especulación. Lo que el público debe hacer es no dejarse llevar por la moda, ni por la apariencia de gran lujo que muestran en las ferias, ni por la sobre intelectualización de las obras, sino ver las obras desde su propia necesidad de belleza, desde su sensibilidad. El público debe expresar su opinión abiertamente. Que el mercado entienda que no engaña a nadie.
El psicoanálisis, ¿sumó una lectura a las artes plásticas?
La retórica que legitima actualmente las obras es una mezcla de todo, de panfleto político y social, de luchas de género, de psicoanálisis. Cada idea de moda y cada tema de moda se incorporan a esa retórica y a las obras. Las obras sobre redes sociales, internet, feminismo, etcétera, son legión. Nunca el arte había sido tan panfletario, tan saturado de buenas intenciones, tan moralista. Las obras actualmente son objetos cargados de eslóganes, como los eslóganes de las oenegés o de los partidos políticos. El arte VIP es, al mismo tiempo que frívolo y banal, ideologizado. La demagogia de estas obras se ve en que, al mismo tiempo que muestran esa cara de ideologización, no consisten sino en un capricho del mercado.
¿Por qué hay diferencias de opinión entre los críticos respecto al valor de una obra o de un artista?
Eso hoy no sucede. Todos los críticos aplauden y promocionan unánimemente el arte contemporáneo VIP. Todos le encuentran virtudes. Todos le suman intenciones. Hoy, la opinión está absolutamente homogenizada; es un pensamiento completamente alineado, sumiso. No hay pensamiento original, sino repetición de las mismas ideas. Gracias a eso tienen presencia en los museos, las ferias de arte, las universidades.
¿Un consejo para un pintor, o para un crítico?
Que no pida consejos, que vea su obra con humildad, con objetividad, y que nunca piense que ya está hecho como artista, porque el arte se aprende cada día y con cada obra. Tiene que creer en el fracaso; los artistas que se sienten infalibles son mediocres y cobardes. En cuanto a los críticos, no me interesa darles consejos.
Así es Avelina Lésper: frontal, desafiante, clara y dueña de sus palabras. Acertada o no en su postura –el debate está servido–, esa clase de entereza solo puede inspirar respeto.
samuelbossini@gmail.com

ART BASEL MIAMI 2015, SELFIE CRISIS.

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Dildo painting
Art Basel Miami 2015 entró en un doble conflicto: el odio a los selfies y su retorno a la fase fálica, que según Freud, desarrolla el superego. Los galeristas tienen su ideal de perfección en esas obras y los ponía furiosos que la gente se reía y actuaba los selfies como en un circo. La frivolidad del público en este circo del dinero fue consecuente con la frivolidad de las obras, continuaron el chistorete, dialogaron con la estulticia del concepto. Recorríamos un parque temático con galácticas de botas plateadas, marcianas tipo Blade Runner, admirando osos azules y decenas de dildos en pinturas, fotografías de salchichas, esculturas, dulces. Los artistas con su statement de ser niños envejecidos, se estancaron en las búsquedas intelectuales que tenían entre los 3 y los 5 años: la obsesión por los genitales y el juego. 
Osos Azules y visitante haciendo cola para el selfie. 
Visitante galáctica.
Visitante Blade Runner.
En la galería Sadie Coles HQ de Londres, las dueñas pusieron a la venta el complejo de Electra de Sarah Lucas, con la obra Eros, un mega-falo que se convirtió en un selfie-magnet, todo el mundo se fotografiaba enfrente de ese homenaje a la castración de Sarah Lucas y de sus retro-feministas galeristas Pauline Daly y Sadie Coles. Con la envidia diagnosticada por Freud ahuyentaban histéricas al público que posaba de rodillas y con la boca abierta ante la priápica “escultura”. La palabrería sobre la búsqueda de la reacción y la interacción del público se desplomó en su disfunción teórica. Demostraron la demagogia del arte VIP, Sarah Lucas precisamente sobre ésta obra afirma que: “Humor is about negotiating the contradictions thrown up by convention. To a certain extent humour and seriousness are interchangeable.” Les reclamé que respetaran la libertad de expresión y gritonearon aún más, defendieron su obsesión por el padre persiguiendo a la gente. Su erudición y finura de argumentos frente al debate artístico fue levantar el dedo y hacer una peineta, la versión readymade portátil de su dildo teórico ¿Cómo quieren que reaccione el público? Que estudien la diferencia de proporciones entre la injusta realidad y el arte, o que discutan la “contraspectiva sexo-feminismo-política”,  tal vez podrían reflexionar que es una metáfora de la capacidad adquisitiva de los coleccionistas de estas cosas. Es la diferencia entre un museo y una feria, aquí sin cédula, sin el ambiente sacro del museo, estamos en el Circo de Barnum y como dijera su fundador: siempre habrá un estúpido que pague un dólar por ver mis patrañas. 

Sarah Lucas at Sadie Coles HQ London
Sarah Lucas at Sadie Coles HQ London.
Sarah Lucas at Sadie Coles HQ London.
Pauline Daly galerista corriendo a los visitantes del stand de Sadie Coles HQ.
Pauline Daly galerista corriendo a los visitantes del stand de Sadie Coles HQ.
Pauline Daly y Sadie Coles galeristas corriendo a los visitantes del stand de Sadie Coles HQ.
Pauline Daly y Sadie Coles galeristas insultan a los visitantes del stand de Sadie Coles HQ. 
Pauline Daly y Sadie Cole galeristas continúan agrediendo a los visitantes del stand de Sadie Coles HQ, mientras de espaldas la curadora hace una peineta o flip bird filosófico .
 De espaldas la curadora hace una peineta o flip bird filosófico. Detalle.


El gigantismo, tan cercano a la fase fálica, fue otro tema a reflexionar, medicinas y cápsulas, zapatos, un guante, una camiseta, trastos: big money, big artwork. En la galería Peter Freeman la instalación de Jimmy Durham, inspirada en la poética de los cartoons: una roca que aplastaba un coche modelo Spirit de los 90’s, el toque filosófico era la happy face de la piedra. La galerista derramaba bilis porque la gente no entendía, insistía en que todos éramos unos ignorantes que no veíamos la profundidad del arte. 
Galería Peter Freeman, instalación de Jimmy Durham. 
Selfie-magnet en la galería Peter Freeman, instalación de Jimmy Durham, mientras la galerista observa furiosa.   
Selfie-magnet en la galería Peter Freeman, instalación de Jimmy Durham. 
Selfie-magnet en la galería Peter Freeman, instalación de Jimmy Durham. 


Statement artístico en la galería Peter Freeman de la instalación de Jimmy Durham. 


Selfie-magnet en la galería Peter Freeman, instalación de Jimmy Durham. 

Llegó a tal punto la paranoia colectiva de los galeristas que se montaban enfrente de las obras para impedir el selfie. En los museos los selfies son “formación de públicos” y aquí como no estamos comprando se desata un conflicto entre el ego de los visitantes y el superego de los galeristas. La solución ideal sería que cobraran en el ticket de entrada el derecho a hacerse selfies, así le sacan dinero a la horda que no tiene la intención de comprar y se repartirían la ganancia entre las galerías que más fotos contabilicen. Para que esto se facilite en el floorplanpodrían incluir los selfie-magnets y el público no perdería el tiempo paseando por sus pasillos buscando lo más estúpido. Se olvidan de que los negocios también son un arte.
Galerista impidiendo el selfie. 
Galerista impidiendo el selfie. 
Galerista impidiendo el selfie. 

SINDICATO DE INTELECTUALES Y ARTISTAS (SIA).

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El regalo de Navidad para el sector cultural-intelectual-becario fue oficializar la Secretaría de Cultura. Las únicas Secretarías de Estado que existen para para dar servicio a un gremio son la Secretaría de Educación que trabaja para el Sindicato de Maestros (SNTE) y hoy la Secretaría de Cultura abocada para el Sindicato de Intelectuales y Artistas, (SIA). Se supone que la “cultura es para todos” pero los “hacedores culturales” funcionan como un sindicato, con los mismos inmovilismos, tráfico de influencias y exigencias. El Sindicato de Intelectuales y Artistas, (SIA), es una élite tan clasista y protagónica que pidió comités y reuniones para que les preguntaran cómo querían el plan de trabajo y cuáles eran sus preferencias en materias que dominan como la administración y la “creación de públicos”, aunque el sindicato SIA no logre crear lectores o espectadores para sus respectivas obras maestras. Si ya se trata de pedir y con este ambiente navideño que incita la gula emocional, es oportuno sugerir al Sindicato de Intelectuales y Artistas, (SIA), algunos regalitos que pueden enumerar en su carta petitoria a Papá-Noel-Gobierno. 
Credencial de agremiado al Sindicato de Intelectuales y Artistas (SIA) 
Crear una Subsecretaría de Becarios: el consejo asesor formulará diferentes tipos de becas, incluso post-mortem para que los herederos las cobren. El sistema de becas se suma a los triunfos sindicales del SNTE: sus agremiados pueden recibir un sueldo sin trabajar o entregando un trabajo cada año, y además prorrogar el contrato para terminar lo que no hicieron. 
Dirección de Jubilados de Letras Libres: garantizará la continuidad del acuerdo de contratar a los exempleados de la revista en cualquiera de las muchas áreas que puede generar el ambiguo concepto Cultura
Dirección General de Premios, Rifas y Sorteos: el consejo directivo cabildeará con el  Sindicato de Intelectuales y Artistas, (SIA), la lista de afiliados sin obras y sin libros pero susceptibles de ser premiados; crearán un variado menú de premios y montos; repartirán los puestos de agregados culturales en las embajadas; y cabildearán premios internacionales para los sindicalizados y demostrar que somos un “país de excelencia”. 
Subdirección de Viajes y Excursiones all-inclusive: esta área tendrá mucho trabajo porque se encargará de captar todas las ferias de libros, ferias de arte, bienales, festivales y demás eventos culturales internacionales para pasear a sus agremiados y les inventará actividades para justificar la presencia del mismo contingente de “los intelectuales más importantes e influyentes”. 
Instituto Nacional de la Apropiación: derogará la Ley General de Derechos de Autor para legalizar el plagio en la literatura, las artes plásticas y todas las manifestaciones culturales, lo llamarán apropiación-copy-paste artístico y contarán con un bufete de abogados para defender cada caso. Con esta acción los premios retirados por plagio serán restituidos y sus “autores” serán indemnizados.

Líder, asesores, agremiados, familiares del  SIA. 
Coordinación de Prestaciones Familiares: otorgará puestos de trabajo, becas, estancias en el extranjero, publicación de libros y exposiciones a los hijos y familiares de los agremiados, dedicará asistencia a los que carezcan de talento, estudios o trayectoria. 
Dirección de Etiquetado: los asesores implementarán acciones para que todo quepa en la etiqueta Cultura, por ejemplo, la cultura del cup cake, la cultura del narco, la cultura de la lucha libre, su vocación inclusiva incentivará subvenciones, fuentes de trabajo y puestos administrativos. La desventaja que el Sindicato de Intelectuales y Artistas, (SIA), tiene frente al Sindicato de Maestros, (SNTE), es que una huelga general no causaría ningún problema al país, de hecho, muchos de sus agremiados han mantenido una huelga de creatividad desde hace décadas sin mayores consecuencias para la Cultura. 
Ilustración dibujo en tinta de EKO su sitio aquí 

SANGRE Y FAMA

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 El gran perdedor de la guerra es el ser humano, como idea, concepto filosófico, la medida de todas las cosas se destroza, la degradación de asesinar al Otro aniquila la razón de existir. La humanidad no aprende de la tragedia, 60 mil muertos y heridos dejó hace 200 años la batalla de Waterloo, colinas de cadáveres de hombres prusianos, ingleses, franceses, polacos, el paisaje de muerte, la atmósfera asfixiante, densa de pólvora, sangre, llantos, ¿Eso es la gloria? ¿A quién vencieron? ¿Qué se conmemora? Robert Graves vio en esos cuerpos hinchados, goteando sangre negra “A certain cure for lust of blood”. 
Daniel Maclise pintó un mural comisionado por el príncipe Albert para entonces celebrar los 15 años de la batalla, el boceto del mural es un dibujo en papel, mide 13 metros por 3 de altura, fue realizado en su totalidad por Maclise entre 1858 y 1859, y se exhibe en la Royal Academy. El dibujo recrea el momento en que Wellinton y Blücher se dan la mano reconociendo su triunfo sobre Napoleón. Maclise nos impone una visión deprimente, no hay orgullo, la desolación y el dolor han vencido, una vez más la violencia se detuvo cuando estaba ahogada de sí misma. Rompiendo la verdad histórica, el pintor rodea a los generales con una masa de soldados heridos, jóvenes mutilados, cadáveres. 
El horror de la guerra narrado en la austeridad monocromática del dibujo, la monumentalidad épica, apoteósica, valiente, desacraliza la victoria, es la crudeza interminable de las canciones de guerra, “blood and fame” de Graves. El dibujo y la poesía penetran en las entrañas de la guerra, Maclise en Waterloo y Graves en la Primera Guerra Mundial, no hay diferencia entre sus relatos, la venganza es el calor que no se enfría “Walking through trees to cool my heat and pain”.
 Los soldados se ayudan entre ellos, compadecen su miseria sin gloria, están agotados, desvanecidos, la influencia del neoclasicismo, la composición renacentista, la luz y sombra del dibujo construyen un relieve, podemos sentir la fiebre de esos cuerpos. 
Es sólo dibujo y es sólo dolor, miseria, arrogancia aniquiladora, no fueron suficientes 60 mil cadáveres, la victoria sigue pidiendo más. El rostro de Wellington sombrío de vergüenza y tristeza, no se dirige a Blücher, de reojo ve a los soldados, escucha el himno triunfal de sus lamentos, su caballo Copenhague inclina la cabeza, esa devastación será su historia. Los testimonios históricos afirman que los generales acudieron al encuentro sin compañía, fue decisión de Maclise incluir este dolor, recordar a esos hombres que por hambre, obligación y el engaño del patriotismo dejaron la cordura y la vida en el campo de batalla.
No es un final, es una suspensión, el continuum de la composición anticipa la pesadilla que habitará en los sobrevivientes, en las pérdidas, en las mutilaciones. Los cuerpos entre cañones, fusiles, espadas, caballos, esa masa de energía utilizada, desechada, basura amontonada, uniformes que ya no significan, la Historia recupera dos nombres y el resto, eso que Maclise dibujó, son cenizas, “blood and fame”. 
La obra es heroica, es el llanto de David ante el cadáver de Goliat descrito por Graves, el dibujo es tan detallado, ensimismado, perfeccionista que representa el único homenaje real para esos hombres masacrados, es un réquiem para la humanidad. La guerra es su propia derrota, lo que vemos es el triunfo del dibujo como obra total, su austera y contundente presencia, la belleza que logra, como a Wellington, avergonzarnos de nosotros mismos. 

ENTREVISTA AVELINA LÉSPER EN EL PROGRAMA DE SABINA BERMAN, OTRAS HISTORIAS, EN AZTECA OPINIÓN.

EL MOMENTO DEL MIEDO.

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“El momento de más miedo es justamente antes de comenzar a escribir, después de eso las cosas sólo pueden mejorar”, nos dice con optimismo Stephen King, porque muchas veces las cosas empeoran, ese miedo continúa y paraliza, no hay una línea que se atreva a ahuyentarlo, una palabra que acabe con el terror. King es experto en escribir historias en donde los escritores padecen su mediocridad, se burla de ellos, los encierra con locas que les rompen las piernas por escribir novelas rosas de supermercado, los hace asesinos, su diversión morbosa es la incapacidad ajena. En su novela The Shining el personaje Jack Torrance pretende escribir una obra de teatro, copia miles de veces, maniacamente la misma frase, “all work and no play makes Jack a dull boy”, se lo dice a él mismo, memoriza su impotencia. El escritor que se siente mecanógrafo, escribe sin límite, no corrige y deja todo lo que su cabeza expulsó, sin la distancia para apreciar si eso tiene o no calidad, es tan mediocre como uno que no puede sacar una línea. Dura realidad. 

La película francesa Un Homme ideal, del director Yan Gonzlan, el personaje es un escritor joven, envía su primera novela a una editorial y le dicen que no les interesa, obviamente por mala. En su trabajo en una mudanza encuentra el manuscrito del diario de un soldado de la guerra de Argel, y su esterilidad creativa lo empuja a plagiarlo. Este texto le regala éxito, fama y premios. La historia es un homenaje a King, lo citan varias veces y hacen el mismo escarnio con la falta de oficio. Al entrar en el vértigo de la fama se da cuenta de algo terrible: se puede plagiar un texto, pero no se puede plagiar a un escritor. No se puede fingir que se escribe, así que ensaya respuestas de escritores reales, se documenta para responder en las entrevistas. El fáustico regalo implica como condición ser un escritor de verdad, el editor le llama para exigirle que cumpla su contrato, escriba un nuevo libro o que regrese el adelanto.
El joven escritor prefiere plagiar, asesinar, mentir, robar, y además, fingir su propio suicidio antes que sentarse a escribir. En el momento que se atreve a plasmar su texto ya la mentira lo tiene asfixiado, así que, como en una novela, decide matar al personaje, al escritor que nunca fue.
Estas historias significan algo en países con un compromiso serio con la literatura, que no es nuestro caso. Aquí premian escritores plagiadores, las demandas no diezman en lo más mínimo su prestigio. Si el joven de la película toma el manuscrito rechazado, lo postula para la beca de Jóvenes Creadores se la otorgan y además si se le tapa la vertiente creativa, se la vuelven a dar para desatorarlo. En la película el joven trabaja en una mudanza, algo inimaginable en nuestra realidad, ¿cómo un escritor va a trabajar si necesita el tiempo para crear sus joyas en twitter? La comprometedora gestión que muchos escritores hacen para que les den becas y premios es preferible que sentarse a escribir y hacerlo de forma decorosa. El aparato de favores produce la enorme cantidad de libros ilegibles pagados con becas y la pléyade de escritores con mala fama de ser talentosos. Siguiendo al escritor paradigmático que es Jack Torrance, deberían encerrar en un aislado hotel a los escritores, y como parte de la beca y del premio obligarlos a leer las novelas, ensayos, palíndromos y twitters de todos ellos. Antes es recomendable que retiren las hachas para que no acaben como en el final de Shining, poseídos por su falta de talento. 
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