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Channel: Avelina Lésper
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ESA OBSCURA BARATIJA DEL DESEO

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 En el arte VIP la baratija desechable e impotente se magnifica, cotiza y admira. En el museo de la Fundación Jumex, establecen las similitudes entre Duchamp y Koons en la exposición La Apariencia desnuda. Describiré las similitudes que pude apreciar.
Ninguno de los dos hace sus obras.
La obra maestra de Duchamp, el readymade, abrió la posibilidad de que los artistas con el poder de su mente o lo que el curador diga, conviertan cualquier cosa en arte y no hagan sus obras. La obra de Koons está realizada por un equipo creativo que busca las cosas y anuncios que van a plagiar, hacen las combinaciones y los envían a las factorías. Los dos están imposibilitados de hacer lo que designan como arte, porque como ha confesado Koons,  nunca “tuvo la habilidad para hacerlas, por eso contrata a los mejores”.
Los dos son plagiarios.
El mingitorio, la obra maestra de Duchamp, es un plagio, la autora fue la baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven. Elsa le envió la pieza con una carta explicando que era una protesta por los crímenes de la Primera Guerra Mundial y le pidió que la inscribiera en el Armory Show, Duchamp no lo hizo y se la robó, es una leyenda eso de que estuvo en exhibición y la eliminó el jurado, fue un mito que Duchamp inventó, la informacióncompleta está aquí. Koons gasta una fortuna en abogados que lo defienden de las numerosas demandas por plagio, como el fotógrafo de cigarros Marlboro, publicistas, y otros artistas. El plagio es sintomático de la mediocridad, un robo que el arte VIP eufemiza como “apropiación”, y permite que una persona incapaz de desarrollar una idea y llevarla a cabo, pueda pasar por artista.
Los dos explotan el mal gusto.
La fórmula es muy elemental, Koons elige lo que la masa consume y lo lleva a proporciones elefantiásicas, la vulgaridad es el concepto de su obra, las fotografías que se hizo con su esposa la Ciccolina, y sus “pinturas” son la muestra de hasta dónde puede llevar su obsesión por la más fácil de consumir. Duchamp elige lo más “usado”, ruedas de bicicletas o secadores de botellas, y las anuncia como arte. La inscripción que hizo en el cromo de la Gioconda es una obscenidad homofoba. 

Los dos tienen un discurso superficial e inmediato.
Los teóricos se encargan de decir que hacen una crítica al consumo, al deseo, la sexualidad o lo que sea, el trabajo de los curadores VIP es inventar conceptos hasta de lo más irrelevante como una ridícula bailarina inflable.
Los dos están sobrevalorados en el mercado.
 El conejo metálico de Koons subastado por 91 millones de dólares fue comprado por Steve Cohen,  el mismo inversor que en su momento dijo que el tiburón en formol de Hirst le había costado 13 millones de dólares y más tarde trascendió que la cantidad fue mucho menor. En la venta de un perro metálico de Koons en 59 millones de dólares se supo que el mismo artista estaba entre los compradores. Duchamp está sobrevalorado como artista, como teórico y ya no digamos en precios, él se dedicó a firmar mingitorios, y lo que se pague por esas cosas, es mucho.
La  obra de los dos no exige un mínimo de esfuerzo intelectual.
Obviamente al mirar un readymade, un objeto prefabricado que es parte de lo cotidiano, no pide ningún análisis contemplativo y mucho menos algo como un mingitorio. Los objetos de Koons sacados de los más burdo y comercial, inspirados en baratijas o plagiados de anuncios publicitarios tan mediatos como los cigarros o el alcohol, no requieren de un compromiso con la observación y el análisis, y ese es el atractivo que tiene para el arte VIP, la simpleza y la falta de dificultad disfrazada con un texto curatorial y con la imposición de los historiadores y el mercado que las utiliza para especular con millones de dólares.
Las dos obras funcionan como propaganda de la economía del neoliberalismo
 La economía de llevar a precios descomunales objetos sin valor en una alteración artificial de la ley de la oferta y la demanda.
En el caso de los dos, sus obras únicamente significan que el comprador es rico, no que sean arte. La exposición es la oportunidad de entender por qué el arte está al nivel de las baratijas y por qué estamos en una sociedad que huye de la complejidad intelectual y se refugia en la estupidez como solidaridad tribal.  

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