![]() |
La familia de Carlos IV, Francisco de Goya. |
![]() |
El retrato que realiza Antonio López, inconcluso. |
Esta situación no existiría si desde el inicio le hubieran dado esta comisión a un colectivo de arte contemporáneo. Un equipo inter disciplinar establecería los mecanismos de formalización y configuración de los dispositivos intelectuales y materiales para realizar la obra. Documentarían el proceso, los discursos generados, las diferentes propuestas consustanciales a la re materialización de la familia real a través de sus problemáticas emotivas y personales. Decidirían una intervención site-specificpara suplantar a la representación y crear una presencia que impugne el canon establecido desde Velázquez a Goya. Con esta metodología definida, el colectivo accionaría las piezas que significaran y reflexionaran sobre las posibilidades constructivas y psico-sensoriales aludiendo a las especificidades de la polarización/integración de cada personaje a través de la superposición de formas híbridas y elementos diversos: bloques de concreto, luz neón, botellas vacías, pedruscos, papeles arrugados, confeti dentro de un frasco de vidrio, cigarrillos, restos de comida, sonidos alterados, alambres enredados, neumáticos ponchados. El proceso les tomaría unos días y la obra final la montarían en pocos minutos.
Eso es lo que le hace falta a la monarquía, dejar sus gustos old fashion y apuntarse a la último en la moda, además así se librarían del juicio implacable de ser analizados por un pintor y vivir la experiencia de la familia de Carlos IV, que hasta ahora no se desprenden de esas miradas vacías, de esos rostros anestesiados que les dejó Goya para la Historia.